01 julio 2022

La composición visual ¿Para qué me sirve?

La composición fotográfica, es el arreglo y acomodo de los elementos visibles dentro de una fotografía. La composición fotográfica, es el lenguaje con el que se comunica la fotografía. De manera que, valiéndonos de diferentes elementos compositivos, podemos crear y dar forma al mensaje que queremos transmitir desde nuestra visión detrás de la cámara. Es la forma en que organizamos los elementos en una escena para que resulten ser atractivos para el espectador y que así puedan representar el mensaje visual del fotógrafo (emisor) de una manera efectiva, armoniosa, e impactante. Vamos a destacar -además- que sin la composición impera el caos. Nuestra mente tiende a buscar el equilibrio. Un principio básico es que las líneas rectas siempre transmitirán más tranquilidad que las líneas curvas. Por eso, conocer las reglas de la composición cinematográfica nos ayudará a transmitir las emociones deseadas. Saber Observar para buscar la mejor vista de una escena y encontrar el instante contundente. Saber Crear para agrupar y ordenar todos los elementos visuales consiguiendo que la imagen tenga un mayor impacto en nuestro espectador. La composición visual determina el propósito y el significado de la creación visual. Además, guía la lectura del observador. Para esto no hay estructuras o recetas universales. Sin embargo, existen reglas compositivas que conviene saber utilizar para conseguir transmitir al espectador lo que se busca.
El mismo acto fotográfico, es un acto de selección y discriminación de tiempo y espacio. Las leyes de composición nos ayudan a jerarquizar los elementos de nuestra imagen poniéndolos en relación con otros con el fin de elaborar un discurso visual. Por tanto, fotografiar es decidir y en estas elecciones proyectamos nuestro pensamiento visual y nuestra forma de entender el mundo.
Para comunicarnos eficazmente a partir de imágenes fotográficas es esencial conocer y saber aplicar todos los conceptos básicos de la composición fotográfica, incluidos los principios y técnicas de composición, para poder comprender el lenguaje visual y usarlo favorablemente.
Aplicación de la regla de los tercios en paisaje.
La regla de los tercios o la ley de los tercios nos ayudará a mostrar armonía entre los elementos. No facilitará establecer jerarquías, definir que tiene mayor importancia, dirige el viaje de la mirada del observador. Como hemos venido platicando en otras publicaciones la regla de los tercios nos desaconseja utilizar los elementos principales en el centro para evitar que estos aparezcan como un obstáculo entre el observador y el fondo. Para algunos fotógrafos la ley de los tercios nos agrega mayor fuerza y energía, evita la imagen plana agregando profundidad a esta.
Bust shot o Medium close shot.
Existen tres grupos de valores de plano, según su tamaño. De forma general podemos hablar de planos generales (planos abiertos o descriptivos), planos medios (narrativos o intermedios) y primeros planos (planos cortos o expresivos). Dentro de cada uno de estos grupos, hay 3 tamaños diferentes, para concretar aún más la porción de figura humana que marcará sus límites.
Full shot o plano entero.
El plano entero (Full shot) es el encuadre donde los límites superiores e inferiores coinciden con la cabeza y los pies del sujeto, dejando un poco de aire por arriba y por abajo. El entorno sigue siendo importante, pero la figura humana ya es perfectamente reconocible, y vemos todo lo que hace con su cuerpo.

Western shot o plano americano
Los planos intermedios o narrativos (Medium shot, western shot, medium close shot y bust shot) muestran las actividades que desarrollan los modelos o personajes. En estos tamaños de plano intermedios ya podemos ver lo que esa persona hace con su cuerpo. La figura humana va tomando presencia, pero también podemos mostrar parte del entorno.
Primer plano o close up.
En este tipo de planos cerrados o primeros planos (close up, big close up, extreme close up) vemos la expresión de los personajes: sus emociones y sentimientos. Este
 tipo de plano corto recoge el rostro y los hombros. Sirve para mostrar las emociones del personaje, y ya nos olvidamos del entorno. Generalmente, se suelen realizar con teleobjetivos, o al menos con objetivos de distancia focal larga, que aíslan el rostro y desenfocan el fondo producen el efecto bokeh, reduciendo así el ancho del rostro, y se tiende a parecer más delgado.
Close up con hombro y espalda.
Cuando mezclamos la regla de los tercios con los valores de plano, como por ejemplo con un primer plano (close up) será muy valioso que hagas coincidir los ojos de la persona primera línea horizontal fortaleciendo la intensión del centro de interés; la que separa el primer tercio superior del tercio central.
Retrato con la ley de tercios aplicada.
Retrato con aplicación de la ley de la mirada se dirige fuera del cuadro.

Retrato con ley de la mirada. Contacto visual directo con la cámara.
Ley de la mirada: La modelo mira directamente al fotógrafo, en ese instante
establecen una relación que incluirá al observador.
Lo que vamos a evitar será colocar los ojos sobre la línea horizontal que pasa por el mismo centro del rectángulo de nuestra relación de aspecto. Otra consideración o alternativa, será que los ojos de la persona (centro de interés) queden dentro del tercio superior y cuida que el aire sobre su cabeza no resulte estar sobredimensionado o exagerado.
Primera opción colocar la mirada justo en la línea del primer tercio.
Segunda opción, coloca la mirada dentro del primer tercio superior.
La ley de la mirada consiste en respetar la dirección en la que un modelo, ya sea humano o animal, dirige su vista. Es decir, al momento de componer los elementos en un retrato, se recomienda dejar más espacio por delante del modelo (aire) que el aire detrás de sí. Se trata de permitir a la mirada respirar y desarrollarse. Es una de las principales reglas de composición fotográfica trata de respetar la dirección en la que el modelo de nuestro retrato mira. Es decir, que al momento que el fotógrafo encuadra un retrato, deberemos dejar más espacio por delante del sujeto que  atrás de este, independientemente de lo amplio o estrecho que sea el encuadre general o del resto de elementos que acompañen a nuestro sujeto en la imagen.
Así se logra dotar de fuerza expresiva al personaje que aparece en nuestra imagen. Respetando su mirada conseguiremos agregar mayor interés a la acción que hace el protagonista; mirar u observar. Si respetamos esta básica regla de composición, captaremos la atención de todo aquel que observe la imagen sobre qué es lo que el sujeto está mirando y, si la composición de nuestra fotografía está bien realizada, provocaremos que el auditorio de la imagen busque en ese espacio, aunque esto que busca no aparezca en la fotografía. Siempre y cuando, la mirada del modelo observe hacia afuera del rectángulo -fuera de cuadro- la posición del observador será la un observador anónimo, la alguien que espía a otros, la de alguien que observa sin ser visto. 
Al hacer lo opuesto, al dejar aire por detrás de la persona o animal que observa algo. Lograremos que se perciba que este ha rechazado algo. Si dejas más espacio por la zona trasera de tu sujeto, dará la sensación de que este está dándole la espalda a algo, de que está rechazando algo, de que se está alejando o huyendo. Si necesitas transmitir estos sentimientos en una fotografía, el hecho de romper la regla de la mirada cumplirá con este otro propósito. La ley de la mirada sí se trata de una regla prácticamente universal. Si nuestro personaje mira a la derecha debemos dejar aire a la derecha; si nuestro personaje mira a la izquierda, el aire estará en la izquierda.
Hacer contacto visual con la cámara y con el observador.
Hacer contacto visual. Cuando el modelo (centro de interés) no dirige su mirada hacia afuera del rectángulo, no está haciendo contacto visual con el fotógrafo, ni con el observador. Cuando se dirige la mirada en dirección a la cámara resulta que manifiesta conciencia acerca de la presencia y existencia del fotógrafo. Y además, de la persona que está observando la fotografía. En el primer caso, el fotógrafo y el modelo han establecido una relación directa, posiblemente de solo un instante, pero una relación a final de cuentas. Significa -también- en el segundo caso, que el modelo me está mirando a mi a través de la fotografía, así también se establece una relación en la que el observador pasa a formar parte de la historia y de la escena que nos muestra la cámara. Todos los observadores que acudan a un encuentro con esta fotografía van a experimentar una relación directa con esta foto. Yo te miro y tú me miras, y ambos lo sabemos.
¿Qué sucede cuando el modelo observa algo que también está incluido dentro del cuadro? En este caso estamos narrando una historia completa, hay un final cerrado.  Haremos una conexión entre los ojos del modelo que observa y aquello que es observado. Lo que puede jugar a nuestro favor pues conectamos estos dos centros de interés y dirigimos la ruta del observador entre dos puntos dados.
La otra posibilidad es aquella en la que la mirada del modelo no resulta claramente dirigida. Como al mostrar un animal o a una persona de espalda completa, solo sabemos que no me observa a mí, más no sabemos con certeza qué observa.

Practica, vuelve practicar, sigue practicando, y cada vez que te sea posible vuelve a practicar. Esforcémonos en  evitar que nuestros encuadres parezca bidimensional. Por el contrario procuremos transmitir profundidad y movimiento. Para lograrlo incluyamos líneas de fuga o con la colocación de objetos dentro del plano (unos delante, otros detrás) para transmitir la sensación tridimensional (alto, ancho, profundo) que buscamos.
En la medida que tus competencias compositivas maduren y vayan convirtiéndose en algo intuitivo y orgánico tu conciencia visual va a aumentar. Es decir, pronto aprenderás a identificar fácilmente aquellas situaciones en donde las diferentes reglas pueden ser aplicadas. Cuando menos lo esperes ya estarás tomando fotos con tu mente y haciendo composiciones mentales de forma ágil.

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Que estés bien,




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