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La música y los medios electrónicos han mantenido un romance que parece no tener fin. |
La autorización musical de los derechos de uso de grabaciones musicales registradas y protegidas es un proceso mediante el cual los productores de audiovisuales de cine y la industria de la televisión adquieren el permiso para utilizar música con derechos registrados en su programación y/o producción. Los derechos registrados de la música actualmente consisten en un puñado de derechos de propiedad. Las cuatro partes principales de este manojo de derechos básicamente son:
1. Derecho de Publicación: Autorización de copiar o publicar el trabajo musical.
2. Derecho Mecánico o de grabación: Autorización para hacer copias de audio del trabajo musical.
3. Derecho de Sincronía o sincronización: Es la autorización para sincronizar grabaciones del trabajo musical con grabaciones de película o vídeo.
4. Derecho de actuación o presentación: Es la autorización de presentación del trabajo en público.
5. Derechos de arte dramático: Es el que se refiere a las presentaciones escénicas, de ópera o la presentación de un vídeo como historia de la canción.
6. Derecho de “Masterización o Dubbing” (Uso de la grabación original) este se refiere a la re-grabación de una interpretación de un artista en particular, de ese trabajo musical.
Los primeros cinco de estos derechos pertenecen al compositor original y al editor del trabajo musical. El derecho de grabación original o Master son propiedad de la compañía de grabación que realizó esa interpretación en particular.
Mientras estos seis elementos entran al juego de la producción de una película o vídeo, es el derecho de interpretación o realización el de vital importancia para una transmisión pública o programación televisiva. En Estados Unidos -y en cualquier otro lugar donde los acuerdos alcancen reciprocidad- tres organizaciones están autorizadas para administrar los derechos de interpretación de las composiciones musicales que aun están bajo derechos registrados.
Estas tres organizaciones son:
1. ASCAP (Sociedad Americana de Compositores, Autores y Editores) por sus siglas en inglés (American Society of Composers, Authors and Publishers).Estas tres organizaciones son:
2. BMI (Emisión Musical Sociedad Anónima) por sus siglas en inglés (Broadcast Music Incorporated).
3. SESAC ( Anteriormente, Sociedad de Autores y Compositores Escénicos de Europa) por sus siglas en inglés (Society of European Stage Authors and Composers) Esta es la más pequeña de las tres.
ASCAP es la más antigua de las tres organizaciones, nació como una idea en una reunión entre el compositor Victor Herbert y ocho editores y compositores asociados en un restaurante en 1913, los que encontraron algún mecanismo para asegurar que serían remunerados por la presentación pública de sus trabajos. ASCAP comenzó autorizando a las compañías emisoras para poner la música de sus compositores y editores miembros en 1923 cuando firmaron un permiso de $500 dólares americanos con AT&T. Los emisores de radio y televisión al percibirse a si mismos fuera de la protección de la ASCAP decidieron formar su propia asociación denominada NAB (National Association of Broadcasters o Asociación Nacional de Emisores) para poder negociar con la ASCAP en nombre de toda la industria de la radio. La NAB subsecuentemente se convirtió en la mayor agencia de comercio y cabildeos de los Estados Unidos de América.
BMI fue creada por la industria emisora en 1940 en reacción a que algunas estaciones consideraban injusto y alto el beneficio económico y las tarifas de la ASCAP. Hasta que BMI pudo hacer su propio catálogo, muchas estaciones se reusaron a renovar sus autorizaciones de la ASCAP y solo podían poner melodías de Stephen Foster y música vieja que no estaba bajo derechos registrados. BMI rápidamente firmó acuerdos de afiliación con compositores de música latinoamericana, country, del oeste, música racial (negra) y más tarde con los de rock and roll. Todos estos géneros que la ASCAP ignoró por mucho tiempo. SESAC fue fundada en 1931 por un editor ejecutivo de música, Paul Heinecke, con un catálogo que consistía principalmente de música europea de ópera y concierto.
SESAC más adelante dejo su nombre completo a favor de sus siglas para extender su cuchara hasta la música de concierto, gospel, religiosa y country. Abriendo su oficina principal en Nashville en 1964. SESAC es la única de las tres organizaciones que también administra los derechos mecánicos y de sincronía en nombre de sus compositores y editores miembros. Virtualmente, los derechos de interpretación radial fueron acomodados mediante una “autorización general”. Las estaciones de televisión pagaron a la agencia de derechos de autor un honorario basado en recibos groseros de ASCAP y BMI o tamaño de mercado, poder y horas de operación (SESAC). Esta autorización les permitió poner la música de la organización cuanto lo deseaban. Este mismo arreglo subsecuentemente fue extendido al medio de la televisión. Como en la radio, las estaciones de televisión negociaban las tarifas con ASCAP y BMI mediante comités de la industria que eran financiados por estaciones voluntarias. Como las tarifas de SESAC son menores las estaciones negocian con esta organización unilateralmente.
SESAC más adelante dejo su nombre completo a favor de sus siglas para extender su cuchara hasta la música de concierto, gospel, religiosa y country. Abriendo su oficina principal en Nashville en 1964. SESAC es la única de las tres organizaciones que también administra los derechos mecánicos y de sincronía en nombre de sus compositores y editores miembros. Virtualmente, los derechos de interpretación radial fueron acomodados mediante una “autorización general”. Las estaciones de televisión pagaron a la agencia de derechos de autor un honorario basado en recibos groseros de ASCAP y BMI o tamaño de mercado, poder y horas de operación (SESAC). Esta autorización les permitió poner la música de la organización cuanto lo deseaban. Este mismo arreglo subsecuentemente fue extendido al medio de la televisión. Como en la radio, las estaciones de televisión negociaban las tarifas con ASCAP y BMI mediante comités de la industria que eran financiados por estaciones voluntarias. Como las tarifas de SESAC son menores las estaciones negocian con esta organización unilateralmente.
Desde 1950, el negocio de las estaciones televisivas se aseguraron de sus propias autorizaciones generales para la música en la programación y los comerciales que ellos distribuyen a sus afiliados. Aunque sean las estaciones afiliadas, necesitan sus propias autorizaciones generales para las música incluida en las series del consorcio, programas locales y en los comerciales que no son de la corporación que ellos transmiten. Durante el último cuarto de siglo, los editores han peleado una serie de batallas legales con el objetivo de reducir el traslape de la cobertura de los derechos y dar más flexibilidad y economía al proceso de liberalización de los derechos de interpretación. En 1970 la CBS inició una demanda en contra del fideicomiso de ASCAP y BMI para asegurar una opción de “por uso” en la autorización general. Pero la Corte Suprema de los EUA reafirmó el sobreseimiento del caso en 1981. Cuatro años después, las estaciones de televisión perdieron un caso similar de tarifas “por programa” que tendían a bajar los costos ante la autorización general.
Sin embargo, las nuevas alternativas al respecto comenzaron a aparecer. Después de una serie de maniobras legales, ASCAP/BMI y los emisores televisivos comenzaron en 1987, a negociar con planes de autorización mas reales económicamente por programa. Seis años y una serie de procesos legales después, una realizable opción de autorización por programa se convirtió en una estructura de acuerdo. Esto allanó el camino para las estaciones para comprar o ceder sus propias bibliotecas musicales de forma más activa, para uso de producciones locales y comerciales. De esta forma se acortó en gran manera la lista de programas por los que ellos tenían que pagarle honorarios a la ASCAP y a BMI.
Al mismo tiempo, algunos grupos interesados como KING WORLD empezaron a vender a las estaciones de radio y televisión los derechos de la música contenida en sus series por honorarios más bajos. Así los acuerdos de este tipo fueron más y más comunes en afán de reducir los pagos a la ASCAP y BMI. Mientras tanto, en 1992 la Corte Suprema de los EUA ratificó a la televisión por cable a obtener los mismos derechos frente al televidente que tenían las estaciones emisoras de televisión desde 1950. Esto disminuyo en gran manera la responsabilidad de los derechos de interpretación de los sistemas operadores de cable.
Una controversia adicional lentamente involucraba a los músicos y algunas compañías de grabación. Estos según sus intereses de forma esporádica habían cabildeado en el congreso norteamericano para que se presentara un proyecto de ley encaminado a una paga adicional de los intérpretes por concepto de honorario por derechos de interpretación de la música por cada pieza, pero la industria refuta diciendo que los compositores han sido compensados a través de diversos mecanismos de autorización y que además se han beneficiado de la exposición que la televisión les provee.
Para adquirir -en Honduras- los derechos de uso de música para la televisión, radio o cine puedes acercarte a la Asoc. de autores compositores, interpretes y ejecutantes músicos de Honduras a través de su sitio web ésta cuenta con personería jurídica desde el año de 2002.
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Bandera Nacional de Honduras. |
Espero haber ayudado a mejorar tu comprensión sobre la relación entre la industria musical y la industria audiovisual. Hasta otra oportunidad en Pensamientos Maupinianos. Te invito a comentar y a recomendar nuestro blog académico, conoce más del tema visitando La música en el cine.
Que estés bien.
Mauricio Pineda
El autor de este post es publicitario, creativo y productor audiovisual y ha incursionado exitosamente como docente universitario para el Instituto de Mercadotecnia y Publicidad de México, así como en la UNITEC en Honduras desde hace más de veinte años. Es asesor publicitario independiente, redactor de artículos sobre publicidad, conferencista y blogger.
Music & Media: Music Authorization
The musical authorization of legal
copyrighted music is a process which filmmakers and the television industry
gain permission to use copyrighted music in their programming and/or
production. Right now copyrighted music is a bunch of property rights. The four
basic parts of this bunch of rights are basically:
1.
Right of Publication: authorization to
copy or publish a musical piece.
2.
Mechanical or Recording Right: Authorization
to make copies of the musical piece.
3.
Synchronization Right: Authorization to
synchronize the musical piece with a movie or video.
4.
Acting or Presentation Right: Authorization
to present the work in public.
5.
Dramatic Art Right: It refers to stage
presentations, opera or a video like a story of the song.
6.
Dubbing Right: (use of the original
recording) it refers to the pre-recording or cover of an artist of a musical
piece.
The first five rights belong to the
original writer and the editor. The Dubbing
rights are property of the recording company that made that particular
interpretation.
While these six elements enter the
filmmaking or video making game, the realization right is of important vitality
to make a public transmission or televised programming. In the United States –
and elsewhere where reciprocity agreements reach- three organization are
authorized to administer the interpretation rights that are still copyrighted.
These three organizations are:
1.
ASCAP (American Society of Composer, Authors and Publishers).
2.
BMI (Broadcast Music Incorporated).
3.
SESAC (Society of European Stage Authors and Composers) thus being the smallest of the three.
ASCAP The oldest of the organizations, it was born out of an idea at a
meeting between the composer Victor Herbert and eight editors and associated composers
at some restaurant circa 1913, thus finding a
mechanism to ensure that they would be paid for the public presentations
of their works. ASCAP started
authorizing the broadcasting companies to play the composers’ and editors’
music, members in 1923 when they signed a $500 permission with AT&T. The radio and television broadcasters that
were left out of ASCAP decided to form NAB (National Association of Broadcasters) to
negotiate with ASCAP in name of the whole radio industry. NAB subsequently became
the largest trade and lobbying agency of the United States.
BMI was created by the radio broadcasting industry in 1940 in reaction
to some stations that considered ASCAP’s rates unfair. Until BMI was able to
have its own catalogue, many radio stations refuse to renew their
authorizations with ASCAP and could only play Stephen Foster and old music that
were not under copyrights. BMI quickly signed affiliation agreements with
Latin-American, country, racial (black) and later on, rock and roll music composers;
all these genres that ASCAP ignored for a long time. SESAC was founded in 1931
by an executive music editor, Paul Heinecke, with a catalogue that consisted
mostly in European opera and concerto music.
SESAC later on it left its full name to extend to gospel, religious and
country. It opens its headquarters in Nashville in 1964. SESAC is the only one
out of the three that also administers mechanical and synchronization rights in
name of its composers and editors. Virtually, interpretation rights were accommodated
through “general authorization”. TV stations paid a copyright based on a gross
fee from ASCAP and BMI or the size of the marker, power and operation hours
(SESAC). This authorization allowed music to be played as it much as it wanted.
That same arrangement it was subsequently extended to television. Like radio,
TV stations negotiate the rates with ASCAO and BMI through industry committees
financed by volunteered stations. Since SESAC’s rates are lower, they are
negotiated unilaterally with the organization.
Since 1950, the TV station businesses ensured
their own general authorizations for music in their programming and commercials
that they distribute to their affiliates; even though these affiliates stations
need their own general authorizations for music to be included in shows, local
and commercial programs that they transmit. During the last quarter of the
century, editors have fought a series of legal battles in order to reduce the
overlap in coverage of rights and a greater flexibility and economy to free
interpretation rights. In 1970, CBS filed a lawsuit against ASCAP’s and BMI’s
trust to ensure a “for use” option in the general authorization, but the
Supreme Court reaffirmed the dismissal of the case in 1981. Four years later,
TV stations lost a similar case with “per program” rates that tended to lower
the costs at the general authorization.
However, new alternatives began to appear,
after a series of legal maneuvers. In 1987, ASCAP/BMI and TV broadcasters began
to negotiate more economically realistic authorization plans per program. Six
year and a series of legal processes later, a doable option became in an
agreement structure. This lead the way for stations to actively buy or lease
their own music libraries for local and commercial productions. This shortened the list of programs for which
they had to pay fees to ASCAP and BMI. At the same time, some interested groups
like KING WORLD began to sell the
right to the music in their TV shows to radio and TV stations at lower rates.
The agreements of this type were more and more common in an effort to reduce
payments to ASCAP and BMI. Meanwhile in
1992, the Supreme Court ratified cable television to get the same rights as TV
stations had since 1950. This lowered the responsibility interpretation rights
for cable operator systems.
An additional controversy involved
musicians and some recording companies, these according to their interests have
lobbied in congress to present a bill aimed at an additional payment to
interpreters an interpretation fee of each piece, but the industry refutes
saying that composers have been compensated through different authorization
mechanisms and also have benefited from the exposure that TV provides.
I hope I have helped to better understand
the relation between the music industry and the audiovisual industry; until a
next entry. I invite to comment and give a word out about our blog.
Be Safe.
Mauricio Pineda
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