04 febrero 2014

Ha pasado mucha agua debajo del puente "1999".

Recién estábamos todos preocupados por el fin del siglo XX, las computadoras amenzaban con fallar en el cambio del siglo, la zona euro ahora tiene una moneda única y es oficial, el basketbolista Michael Jordan salió de la NBA, la UNAM inicia un larga huelga, el canal de Panamá pasa a ser contolado por Panamá, los Lakers de LA ganaron la NBA, en la NFL Denver (34) ganó a Atlanta (19), los Yankees ganaron la serie mundial, la Liga Nacional de Honduras la ganó el Olimpia, y Disney lanzó Toy Story 2 y Tarzán.
Pero lo más especial de ese año en nuestra joven familia fue el nacimiento de nuestra segunda niña. Desde el primer instante fue un niña muy deseada, su embarazo fue bien cuidado y no esperábamos ninguna complicación, el médico recomendó una cesárea programada pues su hermana mayor también nació gracias a este procedimiento y no parecía que habría cambios para esperar un parto natural esta vez.
El nombre nos tomó un poco más de tiempo en ser elegido  pero para su nacimiento ya habíamos llegado a un acuerdo entre mamá y papá, se llamaría igual de sus dos abuelas; Irma y Graciela.

Irma Graciela.
Ese jueves mamá ingreso a la clínica para someterse a la cirugía que nos dejaría conocer su rostro por primera vez, en casa le esperaba su hermana mayor Maryfer y su primo Manuel. Fue todo increíble esa mañana en su parto asistieron dos tíos médicos; Armando como asistente del ginecólogo -Dr. Vallecillo- y Xenia la anestesiologa. Al nacer dio un gran grito que se escuchó por todo el piso, en ese momento supimos que traía buenos pulmones. Muy pronto estaba junto a su mamá en la habitación y recibiría a las primeras visitas, su hermana,  sus abuelos y tíos. Cuando se presentó por primera vez en público ella sóla dijo:-Me llamo Chely, pero también pueden decirme Irma.
Desde esa mañana ya han pasado hasta hoy 15 cortos años. Nunca pensé que quince transcurrieran tan veloces. Dios ha estado formando su carácter, sus sueños, sus gustos, su corazón y su mente. Ha sido un honor para mamá y para mi -hasta hoy- ser los encargados de acompañarte como familia y ayudarte en tu crecimiento, y así será por muchos años más. El tiempo no perdona sigue incansable su avance y Chely no para de crecer. En este breve tiempo nos hemos aprendido a amar, a abrazar, a jugar, a estudiar, a correr al doctor y sobre todo a comprometernos y trabajar duro para tu bienestar. Dios ha sido fiel contigo y te ha cuidado hasta hoy, lo seguirá haciendo cada día del resto de tu vida, y cumplirá todas sus promesas a tiempo.

Espero que sigas soñando con un gran futuro -no solo por que hoy tienes 15- espero que lo hagas cada día y que seas inconforme con tus logros, atesora las cosas que de verdad importan y tienen valor, las que se guardan en el cielo. Felices quince.

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